viernes, 5 de noviembre de 2010

DIOS, CREADOR, SEÑOR Y AMIGO "JESUCRISTO"


En el principio Dios: estas palabras comienzan nuestra Biblia. Es
apropiado y honorable que todos sepan sobre este Dios. Antes de todas
las cosas conozcan a Dios.

El nombre "Dios" es el Hebreo "Elohim" que es la forma plural de El. El
plural no da a entender que hay muchos dioses, sino según Gesenius en su
Léxico Hebreo, 40a, dice éste es el plural de majestad. De hecho si
insertáramos "Dioses" en cada lugar que se encuentra Elohim, la Biblia
entera se convertiría en un libro de confusión. Es el mismo Dios el que
resuelve este asunto francamente hablando de sí mismo en el singular y
usando Elohim cada vez que él lo hace. Entonces Dios es la primera causa
de todas las cosas, el principio. Él es un Espíritu y un Ser.

Dios se reveló a sí mismo como Dios en el primer día de la semana de la
creación que ahora es reconocido como Domingo en todo el mundo Gentil.
Una de las razones que nos lleva a la casa de Dios el Domingo (el primer
día de la semana), para rendir culto es porque nosotros reconocemos a
Dios como nuestro Creador. Nosotros adoramos al Creador en el mismo día
que él mismo se reveló como Dios.

Fue cuando Dios habló la luz en existencia que la creación comienza a
revelarse. El Dios de la creación es un inventor, un científico, un
matemático, un físico nuclear, un físico, un botánico, un arquitecto, un
geólogo, un experto en todas las formas de ecología, un promotor de
conductas de comportamiento, lleno de sabiduría, conocimiento, y
entendimiento. Este Dios de la creación es un Ser Espiritual y no puede
ser visto por el ojo humano. Pero su presencia puede ser sentida por el
sistema nervioso del cuerpo. Hay dentro de cada ser humano receptores
espirituales cuyo único propósito es sentir a Dios. La realidad de la
existencia de estos receptores es cuando adoramos a Dios. Hay muchas
formas diferentes en que Dios se mueve sobre hombres y mujeres para
asegurarlos de su presencia. Es en estos momentos que nosotros podemos
conocer a Dios como Creador, el que tomó dos células de nuestra madre y
padre y nos creó en la matriz. Dios es para todos nosotros primero
nuestro Creador.

Dios se convierte en nuestro Señor cuando reconocemos su gobierno sobre
nosotros. La antigua palabra Hebrea "Adonai" de la cual obtenemos
nuestra palabra Anglosajana "Señor" significa un gobernador, alguien con
autoridad, a quien damos respeto, honra, y obediencia. Como Señor, Dios
es también nuestro protector. Como todos los gobernantes que son
llamados "señor" deben salvaguardar a sus súbditos con toda la autoridad
y poder dentro de su control, aun así Dios como nuestro Señor nos
salvaguarda con toda su autoridad y poder. Debería alguien ofender a los
que somos hijos de Dios, Dios está contra ellos. Él dijo que la
venganza era suya, que él pagará. Dios como nuestro Señor, nos muestra
los límites de nuestra libertad. Nosotros no debemos hacer algo que esté
contra las leyes y mandamientos de Dios. Si somos desobedientes por
hechos de rebelión, es el Señorío de Dios que se sienta en el trono del
juicio contra nosotros. Si nosotros somos buenos siervos de Dios, el
trono de Dios se convierte en uno de amor, misericordia, y gracia. Un
lugar del cual vienen todas las bendiciones. Cuando Dios es nuestro
Señor, nos rendimos para ser leales y fieles. Él es el que nos creó y
debemos reconocer que estamos vivos sobre la tierra por que le place y
lo goza, tanto como estar vivos en la tierra es un gozo para nosotros.
Cuando hablamos de nuestro Dios como Señor confesamos tres cosas: 1.)
nos sometemos a su gobierno sobre nosotros; 2.) no hay ninguno más
grande que él; 3.) no adoraremos a ningún otro. Así que, cuando Abraham
llamó a uno de los tres que llegaron a visitarle Señor antes de que
Sodoma y Gomorra fuese destruida: él le estaba diciendo a esta
manifestación de Dios (una teofanía): "Me someto a tu gobierno; no hay
ninguno más grande que tú; y no adoro a ningún otro." Dios es tu Señor
si tú sientes de la misma forma en tu corazón hacia él.

Dios es nuestro amigo cuando entramos en comunión unos con otros. Aquí
es donde los Apostólicos hacen eco de su amor por Dios. Cuando decimos
que amamos a Dios, hacemos referencia directa a Dios como nuestro amigo.
Él nos tomó cuando merecíamos ser expulsados. Igual como un amigo no
nos hace daño, así Dios no nos hace daño. Él es para nosotros un amigo
en los tiempos de nuestras angustias, nuestras tribulaciones, y nuestras
pruebas. Él nunca nos deja o abandona. Algunas veces él nos permite
experimentar nuestras propias fallas y los resultados de nuestros
propios errores, pero él está siempre allí cuando le invocamos como
nuestro amigo. Es esta amistad la que es llamada "Ra-ah" en el antiguo
Hebreo que los Egipcios consideraban al Ser supremo como "Ra." Dios es
nuestro amigo.

Dios como Señor aborrece el pecado porque está contra su naturaleza
Divina. El pecado destruyó las amistades entre Dios y Adán y Eva. El
pecado destruye amistades con las personas y entre muchos esposos y
esposas. La mayoría del mundo ha abandonado a Dios como Creador, como
Señor, y como Amigo. Ellos ofenden a Dios con sus ídolos de madera,
mármol, concreto, oro, plata, cobre, acero, y semejantes. Ellos ofenden a
Dios con sus cuadros de ídolos y demonios y diablos (incluso la
televisión puede llegar a ser un ídolo). Muchos han tomado el pecado y
la maldad que es la religión del diablo. Muchos millones hoy creen en
Dios y tienen algún entendimiento sobre él. Pero ellos no poseen
relación personal con él. Ellos le han excluido de sus vidas para ir en
sus propias maneras. Ellos viven para el pecado y hacer maldad. Hay muy
poca vergüenza por su mala conducta. Ellos se han corrompido en toda
manera posible. Sus pensamientos son corruptos. Su hablar está lleno de
lenguaje corrupto. Ellos han corrompido sus cuerpos. Ellos se han
contaminado con ídolos y dioses falsos. Ellos adoran al diablo y
utilizan emblemas del satanismo y el ocultismo. A ellos no les importa
si ofenden a Dios. Ellos se han convertido en demonios en espíritu y en
pensamiento, así como el verdadero diablo. Éstos están llenos con toda
forma de crueldad. La vida significa nada para ellos. Ellos abortarán
bebes inocentes. Ellos se desnudarán para la lujuria de otros. Ellos
marcarán sus cuerpos con tatuajes lo cual Dios aborrece. Ellos no tienen
piedad de sí que Dios deseara de ellos. Ellos son reprobados y llenos
de toda obra mala. Ellos no reconocen a Dios como su Creador, su Señor, o
su Amigo.

Se nos dice en Santiago 4:4 que la amistad con el mundo es enemistad con
Dios.

Los Apostólicos somos hombres y mujeres, jóvenes y doncellas, de todas
las naciones que amamos a Dios. De hecho algunos de nosotros éramos
malos, llenos de pecado, y éramos como esos descritos anteriormente.
Pero nosotros vimos el fin de nuestros caminos y no quisimos terminar en
el infierno o el lago de fuego. Fuimos tocados por la misericordia de
Dios y se nos dio tiempo para arrepentirnos. Reconocimos que nuestros
caminos no eran agradables para Dios. Llegamos a nuestro pensamiento
espiritual que Dios es nuestro Señor y que debíamos someternos a su
autoridad sobre nosotros. Entramos en una amistad con Dios. Encontramos a
Jesús Cristo y su amor por nosotros. Fue entonces que desechamos al
mundo y sus placeres. Creímos en nuestra salvación como se encuentra en
Hechos 2:38. Por la fe llegamos a Dios sencillamente como éramos
nosotros. No corrimos más lejos de Dios o la Iglesia. Fue nuestro tiempo
para descubrir a Dios como Amigo, Amigo eterno.

Cuando conocimos a Jesús, encontramos que Dios nos amaba.

Hoy, los Apostólicos somos un pueblo gozoso. Somos felices. Somos libres
de la esclavitud y yugo del pecado. Gritamos y nos regocijamos. Y por
qué no, nos hemos escapado de la gran muerte de condenación eterna
alejados de Dios.

Nos regocijamos, y sí, no nos avergonzamos.

Nosotros el pueblo escogido de Dios, nación santa.

Ahora, ¿por qué debería usted ser Apostólico? Porque ésta es la única
Iglesia que sigue el modelo, doctrina, fe, y creencias de la Iglesia que
se encuentra en su Nuevo Testamento.

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